Reseña: Nación y naración de la violencia en Colombia

Daniela Mesa Cardona
9 min readFeb 21, 2023

Nación y narración de la violencia en Colombia es un artículo escrito por María Helena Rueda para la Revista Iberoamericana, en este se propone mostrar cómo en Colombia a partir de hechos históricos como la etapa de La Violencia y la construcción de sus relatos históricos edificó una visión de Nación y viceversa, que se fue transformando según los intereses políticos, debido a esto, se toman diferentes posturas historiográficas y, a su vez, relatos literarios como crónicas, cuentos y novelas que se convierten en soportes para documentos de análisis sociológico. Para esto, la escritora divide su investigación en seis apartes en los cuales expone este proceso de transformación de la mano de diferentes autores que sostienen visiones diversas sobre la Historia, mientras realiza una contextualización de la misma para concluir sobre la problematicidad que ciertos escritos plantean para la visión de la construcción de Nación y su relación con la violencia en el país.

  1. Introducción:

La autora hace referencia a la tradición del discurso historiográfico del siglo XIX en donde se pensaba la violencia como el camino necesario para consolidar la Nación y en el siglo XX, en donde se resalta lo “heroico” de la guerra, dejando a un lado su aspecto problemático para la sociedad, es así como el fortalecimiento de las ciencias sociales en Colombia en 1950 se adopta una noción orgánica de la sociedad y, es debido a esto que se empiezan a desarrollar estudios sistemáticos de la misma.

El artículo señala que la violencia en Colombia produjo impactos nocivos en la configuración social del país y en las vidas de gran parte de sus habitantes, por esta situación se desarrolló una gran cantidad de escritura sobre el tema y es precisamente debido a esta que se traza una progresión en la manera de referirse a los hechos violentos en la historiografía del siglo XIX, que se muestra como una “crisis” en las narrativas de la creación de Nación.

Es así como en el país este tipo de escrituras aparecen en el campo literario bajo el rótulo de Novelas de la violencia y en el campo de la ciencias sociales con el libro de 1962 La violencia en Colombia de Orlando Fals Borda, Eduardo Umaña y Germán Guzmán, el cual empezó el estilo de estudios denominado violentología.

  1. HISTORIA, NACIÓN Y MUERTE

El escrito de Ernest Renan de 1882 Qu’est-ce qu’une nation? (¿Qué es una nación?), se presenta como un documento fundamental desde el cual toman bases para el desarrollo de algunos escritos históricos, esto se debe a que en ella se trabaja la noción de las fallas de la estructura del Estado como responsables de la generación de violencia, ya que, como maquinaria encargada de monopolizar el ejercicio de la violencia si no logra retenerla lleva a generarla. La nación se ofrece como un amparo contra la violencia, y a la vez legitima la violencia ejercida en nombre de ella.

Al ser presentado un panorama de diferentes escritores en cuanto a su visión de la creación y consolidación de la nación y sus maneras, según el caso, de contener y producir violencia, se advierte que al convertirse en un relato de tradición se va a asociar a la violencia con el pasado y por ende va a entrar a formar parte de un proceso de olvido. Por ejemplo, en L’écriture de l’histoire (La escritura de la historia) de Michel de Certeau se dice que la historiografía moderna establece una división entre las nociones de pasado y presente, por ende se toma al pasado como un vacío sobre el cual el historiador escribe su texto, dando así voz a los muertos de la comunidad, haciendo hablar al cuerpo social desde una distancia que demuestra una actitud fascinación pero superación al evocarla. Otro autor que resalta la necesidad del olvido de ciertas historias nacionales es Anderson en Imagined Communities (Comunidades Imaginadas), aquí se hace presentan los hechos de violencia que se consideran como fundadores de la comunidad nacional, adoptando consignas de Renan que afirman que para pensar en la nación como tal debieron existir dichas muertes violentas pero que a su vez se olviden de la historia nacional a la hora de ser evocadas, lo cual lleva a un transitar entre el recuerdo y el olvido.

  1. HACIA LA NACIÓN ESCINDIDA:

EL RELATO DE LA HISTORIA EN COLOMBIA

Cuando Rafael Núñez fue presidente electo entre 1880 y 1892 su prioridad fue fortalecer el Estado y establecer un régimen proteccionista, por consiguiente fomentó una moralización de las ideas y las costumbres de los ciudadanos llevada a cabo por medio de una alianza entre los conservadores y la religión católica. Así, se consideró a sí mismo como el encargado de hacer un reordenamiento en el país al que denominó “regeneración”, naturalmente este proceso estaba en estrecha relación con una imposición de valores moralizantes para los colombianos. La autora menciona que este proceso significó la redefinición de paradigmas nacionales que se expresaban en la reescritura de textos como los libros de historia, las cartillas escolares y la Constitución que se acompañaba de una propagación del patriotismo por medio del sistema educativo nacional.

El centralismo como nuevo sistema de gobierno y la Iglesia como instructora pública, produjeron que la labor historiográfica se centrara en la escritura de una historia nacional que fuera ejemplarizante. Además de esto, la tradición mencionada en el apartado anterior llevó a que la historiografía de las repúblicas hispanoamericanas durante el siglo XIX, según el escritor Germán Colmenares (1987), estuviera dedicada a los sucesos ocurridos durante la Independencia, así, los historiadores se apropiaban de los sucesos históricos e impartían sus visiones como parte del proceso de contribuir a construir la nación, adoptando una postura de justificación y racionalización de la violencia ocurrida en el siglo, en esta nueva clase de relatos la visión heroica impartida de los hechos violentos no son vistos como una problemática social, pues se habla de guerras, matanzas y revoluciones, pero nunca de “violencia”, es por esto que para Maria Helena, la idea de nación trae implícita los actos de agresión, sin que aparezca una situación de víctimas o victimarios, se justifica a los mismos como impulsores que permiten la construcción; es por esto, que la obra decimonónica cumbre será Historia de la Revolución en la República de Colombia de José Manuel Restrepo de 1858, siendo así que el mismo autor fue militante de la campaña independentista y tuvo relación directa con algunas de sus figuras más destacadas. Desde su trabajo legitimó la revolución como una necesidad independentista para la patria y así fue como propició las bases de los manuales de historia para la enseñanza en las escuelas.

El período de presidencia de Núñez y los cambios que realizó en el país que exigirían una demanda de narrativas llevaría a la conformación de la Academia Colombiana de Historia en 1902, que se encargó de llevar la historia nacional a las escuelas –todo con un fin moralizante–, también se realizó un concurso para elaborar un manual de historia patria destinada a la instrucción pública que se usaría como un texto pedagógico hasta 1970.

  1. NARRAR LA VIOLENCIA DEL PRESENTE

Durante el periodo de La Violencia el discurso histórico podía muy difícilmente referirse a los sucesos que se estaban llevando a cabo en el territorio colombiano. Los conflictos obviamente no se debían a una causa “nacional” y por eso ese uso del título para la época, pues las motivaciones de los enfrentamientos entre los grupos políticos Conservador y Liberal se camuflaban bajo la apariencia de otros intereses. Mientras se veían los estragos sociales de la época de La Violencia se hacían discursos oficiales que declaraban la desaparición de los conflictos y la convivencia pacífica de los partidos opositores.

Tanto conservadores como liberales llevaron a cabo campañas de terror para promover la anexión de grandes territorios, mediante métodos de exterminio que buscaban la expulsión de los miembros del partido contrario, quienes huían de sus tierras acosados por el miedo. En los asaltos que se llevaban a cabo se realizaron prácticas exhibicionistas y elaboradas de la agresión, que incluyeron el uso de diversos tipos de “cortes” y la exposición de los cuerpos violentados como trofeos de guerra. (p.352)

Es una etapa en la historia del país de la cual no se tiene una versión definitiva, algunos de los grupos guerrilleros surgidos durante la época constituyeron las bases de las nuevas guerrillas que revivieron la guerra en el país en los años noventa, ocasionando enfrentamientos con el ejército y los grupos paramilitares debido a la presencia del dinero del narcotráfico, lo cual ha producido la sensación de que el conflicto nunca ha concluido y esto trae la complicación de que no puede ser narrado como “historia”, en otras palabras, algo perteneciente al pasado.

Fue en la década de 1950 que empezaron a aparecer en el discurso historiográfico los daños producidos en las guerras de los primeros años del siglo XX, pero antes de esto se evidenciaba en obras como novelas y crónicas que la crítica literaria se refiere como “Novelas de La Violencia”. Estos relatos se caracterizan por dar descripciones de los actos atroces que eran comunes durante esos años, también se hacía mención a los fines de las acciones, a motivaciones personales y una barbarie de la nación que se encarnaba en los adeptos al partido opuesto al que pertenecía el autor.

Gerardo Suárez Rondón, hizo el primer recuento literario en 1966 cuando publicó el libro La novela sobre la violencia en Colombia, en esta se encuentran cuarenta novelas pertenecientes a este ciclo, algunos autores encontrados aquí son: Gabriel García Márquez, Eduardo Caballero Calderón, Hernando Téllez, Manuel Mejía Vallejo, Manuel Zapata Olivella, Daniel Caicedo, Fernando Ponce de León, Eduardo Santa y Jorge Zalamea.

Desde las ciencias sociales se comienzan los estudios en la década de 1960. Esto se debe a la reunión de intelectuales y profesionales que se reunieron en la Facultad de Sociología de la Universidad Nacional de Bogotá, pero también se debe a un deseo general de conocer los sucesos de esa época.

  1. LA PERSPECTIVA DE LAS CIENCIAS SOCIALES

La financiación gubernamental de proyectos investigativos en donde se muestran los abusos cometidos por los gobiernos anteriores, muestran un deseo por revelar “la verdad” de los hechos, pero también producen que se haga un distanciamiento al régimen anterior. En este punto se retoma el libro de La violencia en Colombia, de Germán Guzmán Campos, Orlando Fals Borda y Eduardo Umaña Luna, como un documento sociológico que se basó no sólo en documentos oficiales sino también en testimonios, como cartas, panfletos y novelas. Esta recolección de material encuentra su sustento en los nuevos métodos usados en las ciencias sociales en donde se realiza una compilación de datos hallados en el trabajo de campo.

Si en la clásica concepción de Renan los hechos de violencia deben ser recordados desde el olvido para que la nacionalidad pueda proyectarse hacia el futuro, en este caso no se trata ya de evocarlos para olvidarlos sino de enfrentarlos como algo vivo e indeleble. Aunque se habla de esos hechos en pasado, se los está actualizando y considerando como parte del presente, como algo que tiene “efectos tangibles en la estructuración, conducta e imagen del pueblo”. La elaboración de un conocimiento factual y activo sobre la violencia se constituye en uno de los elementos por los cuales se define la comunidad. (p.355)

  1. IMAGINACIÓN NACIONAL DE LA VIOLENCIA

Los escritores posicionan la “verdad” de lo ocurrido desde una posición “neutral” en donde son compiladores y presentadores de información. En esta instancia se da primacía a las personas que han vivido los hechos a los cuales se pretende hacer una referencia, otorgando una valor a la experiencia, esto permite en el texto se visibilicen relatos que antes no estaban y que ahora se integran al análisis sociológico, pero esto produce que los hechos violentos y los daños que generaron se conviertan en datos factuales integrados al sistema sociológico.

En la época de La Violencia no rompió con una etapa anterior en donde la nación estaba ya consolidada, en sí, ese momento histórico se debe a conflictos acumulados durante años y en donde probablemente se note que los habitantes de Colombia podrían no haber tenido un compromiso con la idea de “nación” y en este proceso de consolidación nacional en Colombia se desintegró en vez de integrar, se “combatió” el barbarismo con la civilización a través de la misma “violencia” que buscaban controlar.

En el libro de Guzmán, Fals Borda y Umaña Luna se señala que hay un remedio para el problema de la violencia, que es el mal que padece la sociedad, pero hay contradicción muy fuerte en la idea de la nación, pues se ve como una “solución” a la violencia, pero también como una entidad en cuyo nombre se justifica el ejercicio de la violencia. Este libro invoca no una pérdida de “nación”, sino una idea que sólo existió como construcción discursiva.

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