La enfermedad en De Sobremesa de José Asunción Silva

Quiero centrarme en la enfermedad que acosa a Fernández en su estancia en Europa, en un pasaje nos revela que acude a un doctor, allí realiza una comparación entre un fanático religioso y él, es así como se ve confesando sus culpas a un Doctor al que considera director espiritual y corporal cual si fuera un católico que acude a la iglesia para tener una guía espiritual y ser perdonado por sus pecados.

Aunque en el personaje se pueden encontrar ciertos rasgos del hálito romántico también se puede vislumbrar el padecer corporal y espiritual de la modernidad, no pudiendo creer ya en la divinidad se entrega a un misticismo libertino, el opio y el éter les traen visiones de sus obsesiones más profundas y su ánimo de experimentar se convierte en largas estancias en cama inmóvil. El doctor le aconseja abandonar el estilo de vida en donde predominan los excesos, queriendo hacerle abandonar sus sueños y sus grandes placeres, debido a, que para él la añoranza de algo no conseguido es el causante del padecer de su paciente, recetándole como remedio que deje de pensar y se dedique a actuar.

Desde Baudelaire hasta Pessoa y Quental encontramos una ambivalencia sobre la existencia que manifiesta a su vez en el relato de Fernández, un amor a la vida y una desesperanza frente a la misma, el spleen, el ennui y la saudade que acompañan al escritor como una enfermedad terminal terminan por postrarlo en cama muy a pesar de las orgías y los banquetes a los que pueda asistir diariamente para rebozar sus sentidos, pues la sobredosis de experiencias lleva al sujeto estético a una hipertrofia en su experimentar.

Por esto, el joven hambriento de mundo y sus ofrecimientos desea vivir cada vez más nuevas impresiones y nuevas esperanzas que se convierten en el anestésico para el dolor que, aunque parece ajeno, está presente en su cuerpo y es incurable, no pudiéndonos parecer extraño la frase encontrada en el texto y que puede servir como epitafio debemos acogerla con fervor: “Todo joven gozador es el proyecto de un anciano melancólico”.