Del suicidio y de la inmortalidad del alma en David Hume

Daniela Mesa Cardona
9 min readFeb 27, 2023

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Hume, como intelectual creyente sólo en la razón de la sana filosofía reconoce su efectividad en el trato de la superstición y la falsa religión como vicios inherentes a la naturaleza humana, pues hasta el sentido común y la experiencia mundana han sido ineficaces para esto, reclama también que la historia y la experiencia diaria nos ha revelado hombres muy astutos pero que se encuentran viciados por supersticiones burdas, así, es una tarea complicada para la filosofía pues la más firme razón es apenas capaz de corregir los productos del temperamento y los afectos. Siendo la superstición fundada en una falsa opinión ésta desaparece con sentimientos más justos, cita a Tulio cuando dice que el hombre supersticioso es desgraciado en cualquier escenario ante cualquier incidente de la vida, pues incluso el sueño que es momento de descanso proporciona para éstos un terror al encontrar material sobre visiones y premoniciones de calamidades futuras.

La superstición contribuye a una vida desgraciada, no podemos alejarnos de las regiones de dolor y de pena debido a las amenazas de una ofensa a dios, encadenándonos a una existencia odiosa. A las personas llevadas a considerar el suicidio como remedio fatal para sus calamidades se ven detenidos por las preocupaciones poco razonables de sus amigos y familiares que los privan de la clase de muerte que se proponen para sí mismos. La muerte puede dar un paréntesis a la desgracia, funcionando como un antídoto para la vida miserable, pero el hombre supersticioso teme huir a este refugio y además prolonga su existencia por temor de ofender a dios, defendiendo que éste en su posición de hacedor es benéfico y dota de vida al hombre. Todo esto responde al terror que le tenemos a la muerte que cuando se presenta de cualquier forma derrota nuestro valor y cuando esta falta de confianza natural se encuentra con la superstición priva al hombre de todo poder sobre su vida pues hasta los placeres y entretenimientos a los cuales sentimos una fuerte propensión nos son arrebatados.

Al examinar los argumentos comunes contra el suicidio y mostrando que esa acción puede estar libre de toda imputación de culpa o culpabilidad, de acuerdo con los sentimientos de todos los filósofos antiguos Hume tratará de restituir al hombre su libertad original, y afirma que si de alguna forma el suicidio es criminal representa una transgresión frente a dios, al prójimo o a nosotros mismos.

  1. Frente a Dios:

Para gobernar el mundo material se han establecido leyes generales e inmutables, desde el planeta más grande a la partícula más pequeña de materia se mantienen en su propia esfera o función. El mundo animal ha sido dotado con poderes corporales y mentales, con sentidos, pasiones, apetitos, memoria y juicio por los que son impulsados o regidos en el curso de la vida a la que están destinados. Estos dos principios se invaden mutuamente retrasándose o haciéndose avanzar. Los poderes de los hombres y animales están dirigidos y restringidos por la naturaleza, pero a veces cuando estas fuerzas son bien encausadas prestan servicio al hombre. Como estos poderes no se pueden mantener enteramente separados, ningún desorden o discordia surge de allí, por el contrario, es una muestra de la armonía proporcionada por la suprema sabiduría, la providencia de la deidad se muestra en el gobierno de esas leyes generales e inmutables: todos los acontecimientos, en un sentido, pueden ser declarados como acciones del todopoderoso, todos proceden de esos poderes con los que ha dotado a sus criaturas.

Las pasiones actúan, el juicio dicta, los miembros obedecen, esto es una operación de dios, porque ha establecido el gobierno del universo sobre los principios animados e inanimados, ningún acontecimiento está exento de estas leyes generales. El mundo sigue su propio curso, las revoluciones de estados e imperios se dan por pasiones y caprichos de los humanos, pero su vida y su muerte por diferentes hechos naturales. Si alguna vez estas leyes han sido rotas por la deidad, esto no ha escapado a la observación humana; estas fuerzas actúan de manera general sin tener interés o consideración por la situación de los hombres. Así, las transformaciones de la materia son confiadas al juicio y discreción humano, pudiendo usar esta facultad para obtener comodidad, felicidad o conservación. Preguntas página 57–58

La vida de los hombres es dependiente de las leyes generales de la materia y del movimiento, parece absurdo que un hombre al disponer de su vida intente poner obstáculos a estas leyes. Los animales son confiados a su propia prudencia y habilidad para su conducta en el mundo y su autoridad para alterar las operaciones de la naturaleza se extiende hasta donde su poder de hacerlo lo logre. El hombre por medio de su acción cambia el orden de alguna parte de la materia y desvía de su curso ordinario las leyes generales del movimiento. La vida humana depende de estas leyes generales y no supone una invasión del dominio de la providencia perturbar o alterar las mismas. Por ende, cada uno tiene libre disposición de su vida para emplear legítimamente ese poder que la naturaleza le ha otorgado.

Al todo poderoso es igual la muerte de un humano al de otra cosa, si disponer de nuestra vida estuviera reservado al todopoderoso sería lo mismo intervenir por su conservación como por su destrucción, ¿me he revuelto contra la providencia porque abandono la vida y pongo límite a una existencia que de continuar me volvería desgraciado?, a pesar de todo esto hay que dar gracias a ella por lo bueno de lo que se ha disfrutado y el poder del que se nos ha dotado para escapar de lo malo que nos amenaza.

Si mi vida no fuera mía, sería criminal ponerla en peligro tanto por la gloria de ser un héroe o el reproche de ser un hereje. Nadie puede desordenar el universo o interferir con el plan de la providencia y como todo está gobernado por la misma, cualquiera que sea el resultado de las cosas será el preferido por la divinidad, cuando prevalece una acción sobre la otra es consecuencia de los poderes y principios que ha implantado dios en sus criaturas éste permanece lejos del alcance de las ofensas humanas (p.61).

Otro argumento en contra del suicidio es el de que se nos ha colocado en un puesto, Hume responde que no hay cómo saber si es así, pues debe su nacimiento a una larga cadena de causas, de las cuales muchas dependen de acciones voluntarias de los hombres. Si la providencia guió todas esas causas tampoco su muerte, aunque sea voluntaria, ocurre sin su consentimiento y cuando la pena sobrepase su paciencia hasta cansarlo de la vida se ha de suponer que se ha sido relevado de su puesto. Un hombre que se retira de la vida no daña a la sociedad, pues hacer bien a ésta implica recibir beneficios de la misma, por esto, no se está obligado a hacer el bien a una sociedad a expensas de uno mismo, pero cuando uno con su vida interfiere en la sociedad u obstaculiza que otro pueda ser más útil la renuncia a la vida debe ser vista como loable y debe estar fuera de culpa. El coraje es el que realmente nos lleva al suicidio, nadie abandona su vida cuando es buena y si alguien quiere abandonarla es porque ha sido dotado de una melancolía que lo convierte todo en eso.

DE LA INMORTALIDAD DEL ALMA

Es difícil probar la inmortalidad del alma con sólo la luz de la razón, la existencia de este argumento se deriva de temas metafísicos, morales o físicos, pero el evangelio es el que ha traído realmente la inmortalidad a la luz

  1. Los temas metafísicos se fundan en que el alma es inmaterial y que es imposible que el pensamiento pertenezca a una sustancia material. La materia y el espíritu son igualmente desconocidos y no podemos determinar qué cualidades pueden ser propias de una o de otra. La noción de sustancia es confusa y sólo sabemos que es un agregado de cualidades particulares inherentes a algo desconocido. Nada que concierna a cualquier causa o efecto puede ser decidido a priori y la experiencia al ser fuente de nuestros juicios es el único principio por el que sabemos si la materia no pudiera ser la causa del pensamiento. Si se admite que una sustancia espiritual esté dispersa a lo largo del universo y que fuera el único elemento inherente al pensamiento, se concluye por analogía que la naturaleza la usa de la misma manera que hace con la materia. La convierte en formas y existencias y con su sustancia construye una forma nueva. La sustancia material conforma el cuerpo, la sustancia material la mente, su conciencia o el sistema de pensamiento que formaron durante la vida puede ser disuelta por la muerte, lo que es incorruptible debe ser ingenerable, si el alma es inmortal existió antes de nuestro nacimiento y si el estado de la existencia de ningún modo nos concernió tampoco lo haría el segundo.
  2. Argumentos morales: La justicia de dios interesada en castigar a los malvados y recompensar a los virtuosos. Le atribuyen a dios más atributos de los que ha ejercido en este universo que es con el que estamos familiarizados. ¿la deidad debe hacer siempre lo que nos parezca mejor? Todo el alcance y la creación está limitado a la vida presente. Surgen terrores sobre el futuro y estos se desvanecerían si no estuvieran fomentados por el precepto y la educación y cuál es el motivo de los que lo auspician: ganarse la vida y adquirir poder y riquezas en este mundo, su trabajo, por ello, es un argumento en su contra.

Que gran injusticia sería confinar toda nuestra preocupación y conocimiento a la vida presente si hubiera otro escenario esperando con consecuencias infinitamente más grandes ¿este engaño se puede atribuir a un genio sabio y benéfico? Hay una exactitud en la naturaleza, en el trabajo que debe realizarse y la capacidad de llevarlo a cabo. La razón del hombre le da un lugar de superioridad frente a los animales pero también se multiplican sus necesidades, por esto pondrá todo su esfuerzo y empeño en superar su mísera condición aunque frecuentemente no logre llevar a cabo la empresa.

En la teoría de la mortalidad del alma se justifica la inferioridad de la capacidad de las mujeres: ya que éstas no necesitan de facultades elevadas en su mente y en su cuerpo debido a su vida doméstica y esto se vuelve insignificante en la teoría religiosa, sus poderes de razonamiento y resolución debieron haber sido iguales.

Cada efecto implica una causa y así sucesivamente hasta llegar a la deidad que es la primera, todo es ordenado por ella nada puede ser objeto de su castigo o venganza ¿cómo se distribuyen los castigos y las recompensas? El castigo sin ningún propósito es inconsistente con la idea de bondad y de justicia. El cielo y el infierno son para los hombres buenos y malos pero la mayor parte de la humanidad flota entre vicio y virtud.

La principal fuente de las ideas morales es la reflexión sobre los intereses de la sociedad humana. Al la naturaleza habernos hecho tan frágil parece refutar la noción de una vida sometida a pruebas pues la mitad de la humanidad muerte antes de alcanzar uso de razón.

  1. Argumentos físicos: la analogía con la naturaleza muestra que hay argumentos fuertes a favor de la mortalidad del alma. Dos objetos están estrechamente conectados, por esto las alteraciones en uno son acompañadas con alteraciones proporcionales en el otro. Así que cuando uno tiene alteraciones que llevan a disolverlo el otro también debe sufrirlas, así, la disolución del cuerpo con la muerte debería llevar a la disolución del alma. Según la usual analogía de la naturaleza ninguna forma perdura cuando cambia a una condición de vida diferente a la original, ¿qué razón hay para considerar que el alma puede perdurar sin el cuerpo?

Hay una interdependencia entre el alma y el cuerpo, la una existe por la otra, nada es eterno, todo fluye y se enfrenta al cambio continuo. El mundo presenta síntomas de fragilidad y disolución, una forma tan simple y frágil como el alma cómo podría ser inmortal e indisoluble. El disponer de un número infinito de existencias póstumas lleva a apuros a la teoría religiosa, para todos los seres vivientes y mortales del universo debe haber sido creado otro o debe existir uno primario lo suficientemente vasto como para admitir tantos seres, debe ser esto admitido por la filosofía bajo el pretexto de ser una simple posibilidad?

La muerte es inevitable por esto el horror hacia ella posibilita la preservación de nuestra especie, si no fuera así, no estaríamos dotados de esta afección natural.

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